Mi tiempo y experiencia en Cuba hasta ahora ha sido excelente. Desde que bajé del avión y salí por las puertas del aeropuerto, no puedo dejar de sonreír porque el ambiente de Cuba produce un ambiente diferente al de Nueva York. La gente aquí es muy acogedora, aunque la relación entre Cuba y los Estados Unidos de América no es la mejor. En lugar de alejarse de nosotros, se han sentido fascinados y agradecidos por nuestra presencia, al tiempo que entienden que es el gobierno, no la gente, quien apoya el bloqueo.

El clima es hermoso y admiro su forma de vida. Como no viven en una sociedad moderna, se las arreglan para vivir todos los días al máximo. Me enteré de que las condiciones de vida eran similares a las de Estados Unidos, ya que los negros y los blancos estaban separados y las mujeres eran consideradas inferiores. Es muy raro encontrar una muñeca negra aquí porque los estereotipos transmitidos por ser blanca o cercana a ella se consideraba hermosa.

Hoy en día, las mujeres constituyen la mayor parte del gobierno cubano, pero aún están limitadas para alcanzar su máximo potencial. También fuimos a una pequeña exhibición de arte y vimos las obras de un artista llamado Salvador. Hasta ahora, una lección que he aprendido es no dar nada por sentado. Yo, junto con otros, tiendo a quejarme de Nueva York y de cómo queremos mudarnos de la ciudad cuando envejecemos. Tenemos recursos en casa que los cubanos no tenemos aquí. Entonces, en lugar de reprender algo que no nos gusta, debemos permanecer humildes y agradecidos porque a otros les encantaría tenerlo.

-Brandon Nesmith