A nuestra llegada a Cuba, lo primero que hay que tener en cuenta es el cálido y húmedo aire tropical. A diferencia de todo lo que he experimentado en Nueva York, el aire no solo era caliente sino también fresco.

Lo más llamativo y notable a la llegada tendría que ser ver el autobús “Fin del bloqueo contra Cuba”. Por muy enriquecedor que fue ver el autobús exhibido orgulloso en el estacionamiento del aeropuerto, conducir hasta el hotel fue aún más empoderador. El aspecto fresco de niños y adultos que pasan el rato y juegan al aire libre sin la sofocante oleada de tecnología da una sensación hogareña y cálida, ajena a mí.

La abundancia de flora y fauna, así como los coches antiguos, te da una sensación de tiempos más simples y gente más feliz. Es como si Cuba estuviera cerrada al estrés de las sociedades modernas y aún viviera en una época más feliz y tecnológicamente más escasa.

Lo único a destacar es que aunque Cuba no es tan rica como otros países, todavía logran sorprender e impresionar con su rica arquitectura y comida. Viniendo aquí, comprenderá la diferencia en mundos de NY a Cuba. Algo tan simple como el jugo de piña es diferente, orgánico y fresco sin tener que pedir ni pagar más, o incluso la rica y sabrosa tarta de chocolate con helado de vainilla y regusto a coco es una experiencia nueva e increíble para un extranjero.

-Antoinette S. Avilés